ANTECEDENTES
DE LAS CONTRIBUCIONES AL COMERCIO EXTERIOR
3.1 EN LA ANTIGÜEDAD
En la época
prehispánica existía una intensa actividad comercial entre los pueblos
mesoamericanos; tenían, además del trueque, sistemas de valor y medida que se
empleaban para el intercambio de mercancías. Tal y como ahora utilizamos
billetes, monedas y cheques, entonces se usaban pequeños carrizos rellenos de
polvo de oro, plumas de aves preciosas y semillas de una cierta especie de
cacao, los cuales eran reconocidos y aceptados en toda Mesoamérica. Los
tianguis o plazas de mercadeo estaban sujetos a reglamentos estrictos, cuyo
cumplimiento era vigilado por inspectores especiales. Las culturas dominantes,
como la mexica, exigían a los pueblos sojuzgados el pago de tributos e imponían
una organización del comercio a grandes distancias, organización que resultó
vital para la sociedad precortesana.
El
comerciante que recorría largas distancias era llamado entre los mexicas
“Pochteca”, él era quien intercambiaba los productos de la región con los de
otros pueblos situados más allá de las fronteras del Estado mexica. Así, en
México Tenochtitlan podían adquirirse pescados y mariscos frescos de la zona
del Golfo o textiles y plumajes del área del Petén. El esplendor del mercado de
Tlatelolco, por ejemplo, fue registrado en las crónicas de los conquistadores
hispanos, como Bernal Díaz del Castillo.
Del año
1500 a 1600
La
formalización del comercio de España con sus colonias comenzó con la expedición
de las reales cédulas de 1509, 1514, 1531 y 1535, que legitimaban el monopolio
mercantil de ésta con los territorios recientemente conquistados. Para tal
efecto, se instalaron en Nueva España las Casas de Contratación, instituciones
creadas desde 1503 con el propósito de controlar y fiscalizar el comercio y la
navegación entre España y las Indias. En 1551, en Veracruz, se inició la
edificación de las primeras instalaciones portuarias.
El comercio
con Oriente se inició en la segunda mitad del siglo XVI, cuando se instituyó la
ruta mercantil entre Acapulco y Manila. Cabe recordar que, las islas Filipinas
formaban parte también del Virreinato de la Nueva España. En 1593, Felipe II,
por medio de una Cédula Real, ordenó restringir el volumen de la carga
comercial para limitar las mercancías no filipinas, los llamados “productos de
la China”, procurando así evitar daños al comercio español. Dado que en el
puerto de Manila no se efectuaba ningún control de los embarques, la revisión
aduanal se realizaba en Acapulco.
En el
Virreinato de la Nueva España se estableció el llamado derecho de almojarifazgo
(impuesto a la importación). La relevancia de este tributo fue de tal magnitud
que la corona española dictó sobre la materia numerosas cédulas reales,
decretos y ordenanzas, desde 1532 a 1817, mismas que regulaban la entrada y
salida de mercancías; incluso ya se habla de franquicias diplomáticas por la
introducción de mercancías.
Del año 1600 a 1700
Debido a
los constantes ataques de los barcos piratas ingleses y franceses a los puertos
de Veracruz, Acapulco y Campeche, en 1597 se dispuso que los oficiales a cargo
de la Casa de Contratación se trasladaran a la Banda de Buitrón, lugar situado
frente a San Juan de Ulúa, hecho que permitió que en 1601, por órdenes de
Felipe II, se instalara la aduana en tierra firme. En 1647, el rey Felipe IV
vio la necesidad de que la ciudad contara con una aduana cerrada donde fueran
captados todos los productos que entraban al puerto.
Del año 1700 a 1800
En el
puerto de Acapulco, el tráfico comercial se llevaba a cabo mediante esporádicas
ordenanzas y cédulas reales; en 1702 se elaboró el primer reglamento para el
tráfico comercial entre Filipinas y la Nueva España.
El virrey
Casafuerte expidió en 1728 una cédula a fin de que ninguna de las mercancías
que ingresaban al puerto de Veracruz pudiera bajarse a tierra sin el
consentimiento del oficial de justicia o regidor. La pena por incumplimiento
era el decomiso de los productos.
El
establecimiento de la Real Aduana del puerto de Acapulco se verificó alrededor
del año 1776.
En 1795 fue
constituido el Consulado de Comerciantes de Veracruz, primera asociación
gremial de este ramo, cuyos miembros contribuyeron a realizar mejoras al puerto
y a la ciudad.
Del año 1800 a 1900
El primer
documento legal del México independiente fue el Arancel General Interno para
los Gobiernos de las Aduanas Marítimas en el Comercio Libre del Imperio,
publicado el 15 de diciembre de 1821. En este documento se designaron los
puertos habilitados para el comercio, se especificó el trabajo que debían
realizar los administradores de las aduanas, los resguardos y los vistas;
además se plantearon las bases para la operación del arancel, estableciendo que
los géneros, las mercancías de importación prohibida y las libres de gravamen quedaban
a criterio de los administradores de las aduanas.
En 1821, la
Sección de Aduanas se encontraba adscrita a la Secretaría de Estado y del
Despacho de Hacienda.
En el año
de 1831, México firmó un tratado de amistad con los Estados Unidos, uno de sus primeros
convenios en materia de comercio internacional.
Por
disposición presidencial se creó la Aduana de México en 1884 y se instaló el 8
de mayo en el antiguo edificio de la Casa de Contratación y de la Real Aduana
en la plaza de Santo Domingo.
El 1 de marzo
de 1887 se expidió una nueva Ordenanza General de Aduanas Marítimas y
Fronterizas con dos anexos: en el primero apareció en forma separada la tarifa
general; el segundo contenía la aplicación de la tarifa.
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